No únicamente quieres un embarazo. Éste tiene que ir bien y el hijo que nazca tiene que ser lo más sano posible.
Hay enfermedades o problemas que pueden aparecer a lo largo del embarazo, en el parto o en el posparto y que no tienen una causa genética o cromosómica, pero algunas sí que se pueden prever desde el inicio, a través de la detección de anomalías en el embrión. Esto nos llevará a selecionar, para la transferencia, sólo los embriones que superen la prueba.
Algunas anomalías hereditarias pueden ser conocidas en la familia y es posible, en la mayoría de ellas, hacer una prueba específica para ver si el embrión está sano, es portador, o está afectado por esta patología. Otras anomalías, sobretodo las relacionadas con el número de cromosomas –como el síndrome de Down- se dan más en condiciones de riesgo, com la edad avanzada, sobretodo de la madre. Algunas anomalías cromosómicas son tan graves que no permiten que el feto llegue a nacer vivo, pero con la deteción se evita transferir –o conservar- un embrión el embarazo del cual terminaría en aborto o muerte fetal.
Es posible que en futuro próximo, a la que se simplifiquen y abaraten, las pruebas de deteción de anomalías se apliquen a todos los embriones que se tengan que transferir.
La seleción de los embriones mediante diagnóstico genético permite reducir el número de embriones a conservar congelados ya que sólo se guardan los sanos.
En el aspecto negativo del diagnóstico genético hay que tener en cuenta -además del precio- que hay que biopsiar al embrión y esto comporta un pequeño riesgo de pérdida y que, para algunos embriones, el resultado puede no ser concluyente.